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Cómo el escándalo de abuso sexual de la mega iglesia Menlo debe haberse manejado

por Detective Moses Castillo

La semana pasada, la iglesia Menlo en el norte de California apareció en las noticias por la manera incorrecta en que manejó una posible denuncia de agresión sexual contra niños. Un voluntario buscó a un líder de la iglesia para confesar “un indeseable patrón de pensamiento de atracción hacia los menores”. En lugar de denunciar la confesión inmediatamente (y ayudar al voluntario conseguir ayuda profesional por su trastorno), el líder de la iglesia decidió quedarse callado. Es una situación desafortunada que, a pesar de ser totalmente prevenible, ocurre todos los días y frecuentemente tiene consecuencias muy graves. 

La inacción del líder, el reverendo Ortberg, es preocupante por varias razones, y explicaré lo que debe haber hecho – y por qué – en más detalle abajo. Sin embargo, mientras he discutido esta historia de la iglesia Menlo con otras personas esta semana, me he dado cuenta de otra tendencia desagradable que, igual al silencio o los encubrimientos después de un delito sexual, ocurre muy a menudo. Me refiero a la tendencia del público a racionalizar estos errores tan graves que en el fondo son una simple cuestión del bien y del mal. 

Delitos sexuales – blanco y negro versus tonos de gris:

Como un ex-detective del LAPD, pasé la mayor parte de mi carrera de 30 años en las diversas unidades de delitos sexuales del departamento, incluyendo varios años en la división juvenil para niños abusados. Investigué más de 1,500 casos (mientras supervisaba o ayudaba en 1,500 más), y aunque la mayoría eran horribles y emocionalmente agotadores, me sentí afortunado de estar en una posición en la que todos los días tenía la oportunidad de ayudar a buscar la justicia contra algunos de los criminales más notorios de la ciudad.

He visto todo tipo de casos de delitos sexuales imaginables. Lo que he aprendido durante todos estos años es que los delitos sexuales impactan a sobrevivientes de todos los grupos demográficos – jóvenes y viejos, ricos y pobres, religiosos y no religiosos, etc. Invariablemente, cada vez que ocurre un delito sexual, un rastro de devastación sigue, impactando a individuos, familias e incluso las instituciones a las que pertenecen. Por esta razón, veo los delitos sexuales (y el deber de denunciarlos) como un tema que es blanco y negro. Hay pocas cosas en la vida que no incluyen tonos de gris, y que no están abiertas a alguna forma de interpretación. Un delito sexual es una de ellas. Con los delitos sexuales, hay un bien y un mal, un sobreviviente y un criminal, y siempre es una tragedia. La única pregunta es si el acto criminal atroz es agravado por la inacción, lo cual solo sirve para multiplicar el daño. 

Seguramente usted está de acuerdo mientras lee esto. La mayoría de las personas se sienten igual cuando escuchan sobre un delito sexual por primera vez. Sin embargo, mientras más detalles salen a la luz, el tema del bien o del mal se puede abrir a diferentes interpretaciones, especialmente cuando se trata de denunciar un delito sexual. 

En el caso de la iglesia Menlo, el voluntario que hizo la confesión al reverendo Ortberg también resultó ser su hijo, John “Johnny” Ortberg III. Johnny afirmó que no había actuado según sus impulsos, y el reverendo le tomó su palabra. Pero Johnny siguió teniendo acceso sin supervisión a los niños de la iglesia, incluyendo eventos y programas nocturnos, todo con el conocimiento de su padre. 

La confesión salió a la luz dos años después por parte del otro hijo de Ortberg, Daniel Lavery. Según los informes, Lavery se sintió obligado a defender a Johnny por Twitter después de enterarse de que su padre seguía permitiendo que Johnny interactuara con niños sin supervisión. 

¿Qué haría usted en esa situación si fuera el reverendo Ortberg? Lamentablemente, las estadísticas muestran que el silencio es el curso de acción más probable, y muchas veces se acompaña con culpar a la víctima, en lugar de creerle y reportar el problema. Cuando he hablado con diferentes personas sobre este caso de la iglesia Menlo en específico, he quedado sorprendido de lo fácil que es para la gente racionalizar la decisión de Ortberg de quedarse callado. Claro que no están de acuerdo con la decisión, y casi todas las personas con quien he hablado niegan que ellos mismos se quedarían callados. Pero casi todos también citan la “complejidad” y “dificultad” de la decisión del reverendo. Ven tonos de gris, cuando deberían ver blanco y negro. Y yo creo que esto refleja un problema más grande que todos tenemos que examinar cuando consideramos el caso de la iglesia Menlo. 

Hay muchas razones por las que Ortberg finalmente decidió no denunciar a su hijo. Quizás estaba preocupado por su propia reputación, o que la gente iba a juzgar a su hijo. Tal vez pensó que podía vigilar a su hijo, asegurándose de que nunca actuaría según sus impulsos. Pero en el análisis final, ninguna razón o racionalización es aceptable porque prioriza los intereses personales de Ortberg sobre la seguridad de los niños. No importa la justificación, tomar la decisión de permanecer en silencio fue innegablemente incorrecto. Denunciar la confesión era la única forma de hacer lo correcto.

Este ejemplo, como miles de otros, tiene un solo resultado, y todos lo deberíamos conocer a estas alturas – el mal manejo resulta inevitablemente en un problema más grande y devastador. ¿Qué hubiera pasado si Ortberg buscó inmediatamente ayuda profesional para su hijo y reveló la situación a su congregación? ¿Habría sido despreciado por ayudar a su propio hijo, protegiendo así a sus feligreses? ¿Qué consecuencias le preocuparon tanto a Ortberg que le obligaron a elegir sus propios intereses antes de la seguridad de los niños de la congregación? ¿Dónde estaríamos ahora si Ortberg simplemente hubiera reportado la confesión y hubiera buscado ayuda profesional para su hijo?

Cuando alguien le revela un delito sexual:

La fuerza y coraje que uno necesita para revelar un delito sexual es algo que solamente un sobreviviente puede comprender. Si alguien le revela un delito sexual, lo más importante es empatizar. Valide el acto de coraje del sobreviviente expresando su fe en lo que le está diciendo. Permita que el sobreviviente le cuente la historia exactamente como lo desee y brinda seguridad expresando su apoyo incondicional.

Después de la revelación, es importante comunicar que ahora usted tiene el deber de denunciar el delito a las autoridades correspondientes. Esto puede ser muy delicado, y a veces conflictivo, especialmente si el sobreviviente es un niño. Y cuando un sobreviviente acaba de tomar el paso de confiar en ti, lo último que quisieras es herirlo traicionando su confianza. En situaciones en las que un sobreviviente menor le suplica que no revele lo que le acaba de decir a las autoridades, puede ayudar si le ofreces una perspectiva alternativa. En vez de hacer la denuncia usted mismo, ofrezca la opción de que el niño cuente la misma historia directamente a las autoridades (y insiste que usted estará allí todo el tiempo que necesite ofreciendo amor y apoyo). 

Intenta explicar que esta opción le permitirá no romper la confianza del niño, mientras asegurando de que ningún otro niño será herido por permanecer en silencio. Puede ser un camino muy difícil de navegar, especialmente cuando hay un niño involucrado. Sin embargo, lo más importante es nunca olvidar el hecho de que todos los delitos sexuales deben ser denunciados inmediatamente. La inacción sólo resultará en más consecuencias negativas. 

Además, cuando un niño que ha sido abusado se acerca con confianza a un adulto y le revela un secreto tan terrible, la inacción por parte del adulto a veces puede crear un daño casi tan dañino como el abuso en sí. Si un niño se acerca a usted y le revela un delito sexual, es un grito de ayuda y una llamada a la acción. No deje pasar ese momento significativo en la vida de un niño (o de un adulto, tampoco) sin hacer lo correcto y denunciar el delito. El silencio después de una revelación puede hacer que el sobreviviente se sienta desesperado y atrapado. Hicieron la revelación en un esfuerzo por detener futuros abusos, pero se sienten como si hubieran fallado.

¿Ahora que? ¿Continuará el abuso? ¿Qué opciones tengo si la única persona en la que confié no hizo nada frente a un terrible abuso?

Si alguien – no importa quién sea – se le acerca y le revela un delito sexual, le pido que haga lo correcto. Se acercaron porque necesitan ayuda. Brindar ayuda denunciando el crimen siempre es el curso de acción correcto.

En California, los sobrevivientes de delitos sexuales tienen derechos cuando hacen una denuncia a las autoridades. Un sobreviviente tiene el derecho a ser entrevistado por un oficial del mismo género. Un sobreviviente tiene el derecho a tener una persona de apoyo designada al lado todo el tiempo mientras haga una declaración o sea entrevistado por la policía. Esa persona de apoyo designada puede ser una amistad o un pariente, pero si el sobreviviente no se siente cómodo con alguien que conoce, se le puede proporcionar un defensor de víctimas profesional.

Organizaciones como los centros de crisis de violación tienen defensores de víctimas listos para responder las 24/7 a los sobrevivientes que denuncian un delito sexual a la policía. Defensores de víctimas son profesionales altamente capacitados que brindan apoyo emocional a los sobrevivientes y actúan como defensores incansables durante todo el proceso de divulgación. Defensores de víctimas son algunos de los autores más importantes en la guerra contra los delitos sexuales, y es por eso que DLG emplea a dos defensores de víctimas acreditados a nivel nacional en nuestro equipo SAJE (Expertos en justicia de la agresión sexual). 

Cómo se debe denunciar siempre un delito sexual:

Los delitos sexuales siempre deben denunciarse a la policía. La única variable es si está haciendo una llamada de emergencia al 911 o una llamada general a la unidad de delitos sexuales de su departamento de policía. La mayoría de los departamentos de policía tienen una línea directa designada para denunciar los delitos sexuales y el reportero puede optar por permanecer anónimo.

Si nadie está en peligro inmediato, la llamada debe hacerse a tal línea. Sin embargo, con los delitos sexuales que involucran a niños, es importante tener en cuenta que dada la vulnerabilidad de un niño, cada momento es crítico. En el condado de Los Ángeles, algunos números de teléfono que se deben tener disponibles incluyen:

  • La línea directa de abuso infantil: 800-540-4000
  • Sección de protección infantil de la división de menores del LAPD: 213-486-0570
  • Línea directa de violencia doméstica del condado de Los Ángeles: 800-978-3600
  • Línea directa nacional contra la violencia doméstica: 800-799-SAFE (7233)
  • La línea de información de no-emergencias del LAPD: 877-ASK-LAPD (275-5723)
  • La línea de información de no-emergencias en español del LAPD: 213-928-8222

En el caso de la iglesia Menlo, el reverendo Ortberg debería haber llamado a la policía para denunciar la confesión de su hijo. El hecho de que su hijo afirmó que nunca había actuado según sus impulsos no debería haber influido su decisión. Esa llamada hubiera resultado en tres cosas críticas:

  1. Generar una investigación por las autoridades (ojala confirmando que Johnny nunca había abusado sexualmente de un niño).
  2. Establecer un registro de la confesión que ayudaría a garantizar que se pusieran en marcha medidas para mantener a Johnny alejado de los niños, reduciendo las posibilidades de que un niño fuera lastimado en el futuro.
  3. Asegurar de que Johnny recibiera el apoyo profesional adecuado inmediatamente.

Es importante tener en cuenta que la revelación de abuso sexual generalmente ocurre muchos años después del incidente. Cada 73 segundos un estadounidense es agredido sexualmente. Sin embargo, un tercio de los sobrevivientes de delitos sexuales nunca lo revelan, y la edad media para revelar el abuso sexual infantil es a los 52 años

Obviamente, cuándo ocurrió un delito sexual en relación con cuándo la víctima lo confiese afectará el número que marques para denunciar el incidente. Si un delito sexual le ocurrió a un niño hace 30 años, su llamada debe ser dirigida a la línea de información general en lugar de la línea dedicada al abuso infantil. pero no importa si el crimen ocurrió hace 30 años o hace 30 minutos, usted debe hacer la llamada. Antes de que se aprobó la ley AB 218 de California, el plazo de prescripción puede haber afectado la posibilidad de iniciar acciones legales contra un delincuente sexual. 

Sin embargo, según AB 218, el plazo de prescripción sobre el abuso sexual infantil se ha eliminado hasta fines de 2022, y todos los sobrevivientes pueden presentar demandas civiles por daños financieros contra su atacante, no importa cuándo ocurrió el crimen.

Cuando alguien le revela un delito sexual, nada – ni el plazo de prescripción, ni la relación con el sobreviviente/abusador, ni su opinión personal sobre la veracidad del reclamo – debe interponerse en su camino para hacer la llamada a las autoridades.

Posibles reclamos falsos sobre un delito sexual:

Reclamos falsos sobre un delito sexual son extremadamente raros, ya sea con niños o con adultos. Pero cuando se trata de denuncias de abuso sexual infantil, en mis 30 años de investigación he encontrado que si ocurre un reclamo falso, generalmente tiene algo que ver con una disputa de custodia en la que un padre esencialmente le está ordenando al niño a mentir. Después de eso, los casos de niños que hacen acusaciones falsas prácticamente no existen.

Por esa razón, cada vez que un niño hace un reclamo de ese tipo debe ser reportado inmediatamente (sin contar todas las otras razones, como el hecho que es moralmente lo correcto). 

El error de las investigaciones internas por civiles:

En el caso de la iglesia Menlo, después de reportar el problema a las autoridades, el reverendo Ortberg también debería haber informado a sus superiores. Esto no solo es una buena política de comunicación dentro de las organizaciones y empresas, pero también elimina la responsabilidad del individuo (Ortberg) donde no pertenece, y la coloca en la institución entera. 

Además, esto permite que la organización lleve a cabo una investigación interna – pero sólo después de que las autoridades hayan sido informadas y hayan comenzado su propia investigación. 

Las investigaciones internas dirigidas por civiles son inaceptables si se realizan por su cuenta. Para empezar, los civiles no están entrenados para hacer una investigación, especialmente cuando se trata de asuntos complejos y sensitivos como los delitos sexuales. Pero más que nada, las investigaciones internas son intrínsecamente sesgadas, y esto puede permitir que una cultura de abuso persista en la institución. Hemos visto esto muchas veces en casos relacionados con la Iglesia Católica y los Boy Scouts of America. Esta semana el Huffington Post confirmó que la junta de la iglesia Menlo anunció que realizaría una “investigación independiente complementaria” sobre “las preocupaciones planteadas sobre Johnny Ortberg que serán supervisadas por un nuevo comité de ancianos, personal, padres y voluntarios”. El informe también confirma que la iglesia “se ha comprometido a contratar una ‘organización externa independiente’ para auditar sus políticas de seguridad infantil”.

Un requerido cambio de perspectiva:

Personalmente, como alguien que tiene tres hijos, no me puedo imaginar lo difícil que debe haber sido para el reverendo Ortberg escuchar la confesión de Johnny. Algunos dirían que Ortberg fue puesto en una situación imposible. Pero no estoy de acuerdo. Sin duda, se encontró en una posición muy difícil, nadie puede negar eso. Pero eligió permanecer en silencio, y a raíz de eso puso en peligro a innumerables niños. El único aspecto de la situación que debería haber parecido “imposible” tendría que ser no denunciar la confesión. 

El lema de la iglesia Menlo es: “Todos son bienvenidos. Nadie es perfecto. Todo es posible”. El momento en que Ortberg contempló por primera vez permanecer en silencio, debería haber consultado ese mismo mensaje como guía.

Todos deberían ser bienvenidos, y como nadie es perfecto, eso también debería haber incluido a Johnny, siempre y cuando se comprometa a nunca dañar a un niño y detener cualquier interacción futura. Y a través de esa honestidad, al revelar la confesión, debería haber sido posible que Johnny siguiera siendo un miembro aceptado de la congregación (por ese hecho, no a pesar de ello), y que el reverendo Ortberg continuara liderando la congregación. Pero al quedarse callado, por miedo de lo que podría pasar si se descubrieran las imperfecciones de Johnny, el reverendo Ortberg contradijo el credo de su propia iglesia. Y el resultado ha sido un escándalo y un posible abuso sexual de niños que aún no se ha descubierto.

Necesitamos no solamente ver todo abuso sexual como una plaga que debe ser erradicada, sino darnos cuenta que cualquier reclamo relacionado con tal abuso debe ser reportado, no importa las circunstancias. Lamentablemente, en mis 30 aõs investigando delitos sexuales, puedo contar con una sola mano la cantidad de veces que un individuo hizo lo correcto cuando era hora de hacer una denuncia contra un familiar o una amistad. Es más, generalmente el primer instinto es no hacer la denuncia, y voltear todo contra la víctima, con acusaciones de reclamos falsos o “malentendidos” que se pueden resolver sin involucrar a las autoridades. Esa tendencia tiene que cambiar, y cada vez que un delito sexual (o impulso a cometer tal delito) se revela, el primer instinto debe que ser, “tenemos que llamar a la policía”. 

Algunos pueden decir que no siempre es tan claro, y que se debe considerar las ramificaciones de cómo una afirmación falsa puede afectar a alguien. Dejando de lado el hecho de que, como se mencionó anteriormente, las afirmaciones falsas son muy raras, pongamos en perspectiva los escenarios alternativos de reportar versus no reportar.

¿Qué es peor? ¿Permanecer en silencio, lo cual puede resultar en docenas de víctimas impactadas, o, en el caso muy extremo en el que el reclamo es falso, una investigación y estigma temporario para el acusado?

La respuesta debe ser obvia. Sin embargo, así como debemos hacer un cambio colectivo en la denuncia de todos los delitos sexuales, también debemos tener en cuenta que, en los casos raros en donde hay una acusación falsa, cuando se lleva a cabo una investigación profesional y se determina que el acusado no es culpable, ese individuo merece la oportunidad de continuar una vida productiva que no sea manchada para siempre por esa acusación. El debido proceso es el derecho de todo el mundo, lo que significa que cuando alguien es declarado inocente de tal reclamo, el tribunal de opinión pública debe reflejar el tribunal de justicia. Eso es más fácil dicho que hecho, por supuesto. Pero hacerlo haría que las personas se inclinaran más a denunciar los delitos sexuales sin ver sombras de gris y cuestionar su decisión en el contexto de posibles consecuencias personales (es decir, el estigma de la letra escarlata).

En el caso del reverendo Ortberg, había una sola respuesta correcta a la confesión de su hijo – “Hijo, te quiero, te creo y voy a hacer todo lo que puedo para ayudarte”. Desde allí, el reverendo ha debido hacer dos cosas:

  1. Reportar a Johnny a las autoridades
  2. Mantenerlo alejado de los niños en el futuro

No lo hizo, probablemente motivado por la creencia falsa de que, al final, no hacer nada resultaría en algo más personalmente deseable. Pero, como siempre ocurre, la decisión de permanecer en silencio ante un delito sexual (o en este caso, el impulso de cometer un delito sexual) causó mucho más daño a la larga de lo que hubiera causado hacer lo correcto. 

Ahora, Ortberg está envuelto en un escándalo que podría resultar en su despido. Además, la iglesia está afectada por la publicidad negativa, y la indignación legítima por el mal manejo de la confesión puede provocar un éxodo masivo de feligreses. Si una investigación profesional determina que ocurrió un abuso, Ortberg y la iglesia podrían enfrentar una montaña de demandas civiles. Además, Ortberg podría enfrentarse a sanciones penales, aunque la ley es particularmente vaga cuando se trata de miembros del clero.

Según la “ley de informes obligatorios” de California, es un delito que ciertos profesionales no denuncien casos de abuso y negligencia infantil, reales o sospechados. En un caso de sospecha de abuso, la subsección (a) (1) de la ley define una instancia de sospecha razonable como aquella en la que es “objetivamente razonable” que una “persona razonable en una posición similar” sospeche sin certeza que el abuso infantil ha ocurrido. Los clérigos se consideran informantes obligatorios en California, pero técnicamente están exentos de la ley de denuncias obligatorias si se enteran de un posible abuso infantil durante una “comunicación penitencial”. Los principales líderes de la iglesia afirman que Johnny acudió a su padre “en confianza”.

Yo diría que el contexto en el que Johnny buscó específicamente el apoyo de su padre – ya sea como pariente cercano o miembro designado del clero – es irrelevante. Ortberg tenía la obligación legal de denunciar lo que Johnny le dijo, dado que cualquier persona “objetivamente razonable” ciertamente consideraría la posibilidad de que haya ocurrido abuso infantil (a pesar de la negación de cualquier conducta real). Es difícil predecir si Ortberg enfrentará una sanción penal por no denunciar la confesión. Incluso si la investigación finalmente confirma un abuso no descubierto previamente, el área gris legal dentro de la ley de informes obligatorios permite la posibilidad de que el reverendo Ortberg nunca enfrentaría una sanción penal por permanecer en silencio (hasta un año en la cárcel del condado y múltiples multas).

Sin embargo, creo firmemente que al no actuar Ortberg se equivocó. Me hace acordar a un dicho que muchas veces cito cuando trabajo con sobrevivientes:

“Lo único necesario para el triunfo del mal es que los buenos no hagan nada.”

-John F. Kennedy en un discurso de 1961

Siempre que se opta por el silencio y la inacción en lugar de denunciar un posible caso de abuso sexual, se permite que la victimización de niños y adultos a manos de los perpetradores continúe.

Dordulian Law Group – Los expertos en delitos sexuales de nuestro equipo SAJE:

En DLG, nuestra área de especialización principal son los delitos sexuales. Ya sea abuso sexual infantil, violación, acoso sexual en el lugar de trabajo, agresión sexual o calquier otro tipo de crimen detestable, el éxito y la experiencia de DLG viene de nuestro equipo de expertos en justicia de agresión sexual (SAJE), dirigido por Samuel Dordulian. Dordulian comenzó su carrera como fiscal adjunto del condado de Los Ángeles en el procesamiento de delitos sexuales. Como fiscal de delitos sexuales, Dordulian obtuvo con éxito cadenas perpetuas contra algunos de los delincuentes sexuales más atroces de la ciudad, eliminándolos para siempre de nuestra comunidad.

Cuando Dordulian dejó la oficina del fiscal de distrito para comenzar su propia práctica privada, su objetivo era brindarles a las sobrevivientes de abuso sexual un tipo único de representación integral. Dordulian estableció DLG para brindarles a los sobrevivientes la oportunidad no solo de recuperar los daños económicos a través de una demanda civil, sino también de recibir el apoyo y los recursos necesarios para sanar adecuadamente y seguir adelante.

El resultado de esa visión fue el equipo DLG SAJE, un grupo de expertos en justicia en casos de agresión sexual dedicados que se aseguran de que las sobrevivientes reciban no uno, sino cuatro niveles de representación cuando entablan una demanda civil contra un atacante.

Los cuatro niveles de la representación del equipo DLG SAJE son:

  1. Responsable del caso: Samuel Dordulian, ex fiscal adjunto de distrito del condado de Los Ángeles
  2. Líder de investigación: Detective Moses Castillo, ex líder de la unidad de crímenes sexuales del Departamento de Policía de Los Ángeles durante 30 años en la división juvenil para niños maltratados de la ciudad
  3. Líder de apoyo: Un terapeuta clínico licenciado con 15 años de experiencia ayudando a sobrevivientes de abuso sexual
  4. Líder del defensor: Dos defensores licenciados y acreditados a nivel nacional que tienen décadas de experiencia abogando apasionadamente en nombre de los sobrevivientes

Si usted o un ser querido es un sobreviviente de abuso sexual, estamos aquí para ayudarlo. Por favor contáctenos en línea o llame directamente al 800-880-7777 para comunicarse con un miembro del equipo SAJE las 24/7.

Cuando les doy mi tarjeta de presentación a los sobrevivientes, la cita en la parte de abajo dice: “Investigando el caso más importante … EL SUYO”. Es un sentimiento que aplico todos los días en mi rol de líder de investigación en Dordulian Law Group. Si necesita denunciar un delito sexual, es un sobreviviente de un delito sexual que necesita apoyo para decidir si debe hacer una demanda o no, o simplemente tiene preguntas sobre un delito sexual, sepa que estoy aquí para ayudarlo y haré todo lo que pueda para apoyarlo utilizando mis de 30 años de experiencia.